miércoles, 6 de julio de 2016

Ser gay en Quito: Entre La Tolerancia Y La Discriminación

La famosa zona turística de La Mariscal, en el centro norte de Quito, es un lugar donde la ciudad muestra su reconocida tolerancia y actitud abierta hacia la sexualidad. “Aquí, la gente se viste como quiere, consume alcohol, droga y las parejas del mismo sexo no tenemos la necesidad de ocultar nuestras muestras de afecto”, cuenta Christian Amaya, de 21 años.

En ninguna parte eso es más evidente que en las calles circundantes a la Plaza Foch, donde las banderas del arco iris adornan restaurantes, bares, discotecas y saunas, porque se trata de establecimientos conocidos como lugares de reunión y diversión de la comunidad gay quiteña y extranjera.

Aún hay intolerancia
Pero en el resto de la ciudad, una serie de distintas formas de discriminación que se viven día a día, sirven de recordatorio de que la tolerancia no llega mucho más allá del sector de La Mariscal.

“No se puede dar un criterio que identifique la situación de la comunidad gay en Quito en forma general. Hay manifestaciones bastante contradictorias en torno al tema. Aunque La Mariscal es un sitio seguro para la comunidad GLBTI, hay otros lugares, en las zonas residenciales o más populares de Quito donde las manifestaciones públicas de afecto no son concebibles”, dice Efraín Soria, presidente de la Fundación Ecuatoriana de Equidad.

“En esta ciudad todavía hay un problema de invisibilidad, tanto de la comunidad gay como de las discriminaciones y agresiones de las que son objeto”, aseguró el activista por los derechos de los GLBTI (gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales).

“Seguramente suceden, y con mayor frecuencia y violencia que antes, pero la gente que es agredida por su orientación sexual se queda callada o no sabe a dónde acudir”, añade Soria.

Es una suposición que parte de escuchar diariamente horribles actos de discriminación. Y para muchos en la comunidad homosexual quiteña, son esas pequeñas experiencias las que se han convertido en el símbolo de las amenazas que enfrentan.
 Casos de agresión
Era agosto de 2012, cuando Alejandro Viteri, de 22 años, y su pareja de entonces se encontraban en una cafetería de la capital. “Nos mirábamos románticamente y estábamos tomados de la mano”, recuerda. “No nos dimos besos, ni estábamos ‘el uno sobre el otro’, pero vino uno de los meseros del lugar y nos dijo que moderemos nuestras muestras de afecto”.

El personal de la cafetería les ‘sugirió’ que se sentarán uno frente al otro y se abstuvieran de hacer contacto físico allí, porque se trataba de un sitio familiar.

“Pasamos de ser clientes del local”, continúa Viteri, “a ser por poco delincuentes, exclusivamente por nuestra orientación sexual. A una pareja heterosexual jamás se le pediría algo así”, asevera.
Activista.Freddy Lovato.2013
Foto. La hora

“Los gays quiteños le están mostrando a la sociedad cómo establecer espacios de convivencia. Esto puede llevar a una mayor oportunidad de acción para los homofóbicos, pero también permite que el tema se visibilice más, que la gente lo discuta más y las autoridades puedan entenderlo mejor”, dice por su parte Freddy Lovato, activista por los derechos de la comunidad GLBTI.

“No creo necesariamente que la homofobia se esté incrementando en Quito, pero sí se está comenzando a hacer más visible y criticada”, añade Lovato.


Invisibilidad laboral
Aun así, hay lugares donde los homosexuales todavía prefieren pasar desapercibidos, al menos en lo que corresponde a su sexualidad.

“En el área laboral, los hombres y mujeres gay no tienen tantos problemas como, por ejemplo, los transexuales”, explica Soria. “Las ‘trans’ no pueden ocultar su imagen corporal y la discriminación de la que son víctimas les obliga a dejar sus estudios. Luego están menos calificados para conseguir cualquier tipo de trabajo”.

Mientras que los gay, explica Soria, prefieren en su gran mayoría mantener su orientación sexual en secreto. Pero, esto se da porque sí ha habido antecedentes de discriminación.

“El rato en que deciden ser visibles, ahí está el problema. Y aunque las empresas no pueden despedirlos, comienzan a buscar formas de presionarlos, por ejemplo, obligarles a que se realicen la prueba de VIH”, dice Soria.

 

Pequeños logros
 Freddy Lovato, no obstante, sostiene que en Quito se han hecho grandes avances en comparación a otras ciudades del país, constituyéndose -si bien no en una ciudad completamente tolerante y respetuosa- pero sí en el escenario donde se han librado y se continúan librando las mayores batallas por los derechos de los gays.

“En Quito se concentró la lucha por la despenalización, por ejemplo. Claro que influye el tema de que aquí es donde hay que hacer las gestiones, pero eso también es una ventaja para la comunidad gay de la ciudad”, agrega Lovato.

Y aunque la unión de hecho suele ser percibida como uno de estos pequeños logros, Efraín Soria mantiene que es uno muy, pero muy diminuto.

“Existen trabas de carácter burocrático que, aunque digan que la unión de hecho tiene los mismos derechos que un matrimonio, hacen que esta no funcione igual”, opina Soria.

“Lo que se quiere es llegar al matrimonio gay como tal. Existe un candado constitucional, pero sabemos que tarde o temprano va a llegar. Les guste o no, ya se está hablando, ya se está debatiendo, es cuestión de tiempo”, concluye Soria. (http://lahora.com.ec)

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